Simples palabras para la memoria
Por Oscar Ávila
Opinión
Importante es que los pueblos no perdamos la memoria colectiva y no olvidemos lo bueno y lo malo que como nación nos ha pasado. Por estos tiempos, en el mes de marzo más precisamente, en Argentina nos hemos puesto de acuerdo (nos falta mucho todavía) para trabajar en la ardua tarea de recuperar la memoria colectiva y hacer presente para todos lo acontecido en ese período nefasto que tuvo la Argentina.
Período que algunos intentan disfrazar con expresiones como “fue una guerra”, sin advertir que cuando estás en tu casa o en tu lugar de trabajo o de estudio y te sacan por la fuerza que el estado debería usar para cuidarte, esta claro que eso no era una guerra, es lisa y llanamente un abuso de autoridad y si además te llevan para hacerte desaparecer es un crimen y es una violación a los derechos humanos porque es el estado el que utiliza mecanismos perverso para subyugarte.
Pienso que hay testimonios que resultan de mucha importancia para el objetivo mencionado, (apelar a la memoria) se han hecho y faltan muchos más, pero también es importante agregarles lo vivido por quienes éramos jóvenes y naturalizábamos muchos hechos que con el tiempo descubrimos eran horrorosos.
Expresiones como: “algo habrán hecho” “cuidado con quien te juntas” “llevá los documentos” “si te revisan déjalos” “no hables con cualquiera” y tantas otras estaban asumidas como parte de la sobre vivencia inconciente que teníamos que hacer.
En la etapa de búsqueda, de deseos, de ganas, de anhelos, de revolución joven aparece don Raúl Alfonsín con su empuje para vivir otra vida “la democracia”, con su coraje, luchar contra la dictadura cuando muchos esperaban soluciones para asomar la cabeza, con su perseverancia que le permitía ver que íbamos por el camino cierto, con su convicción de que los argentinos nos podíamos unir para estar mejor, con sus ideales de distribuir bienestar y justicia, y lo más relevante con conductas que mostraban su hombría de bien y la búsqueda del bien común.
Siempre creí en esas virtudes (quienes me conocen lo saben y quienes visitan mi casa habrán visto que de siempre tengo una foto de él) y más que creer, me marcaron a fuego por eso le estaré siempre agradecido como ciudadano de esta nación.
Por sus discursos elocuentes, claros y llenos de esperanza me anime a pensar, hacer y reafirmar mis convicciones ideológicas.
Por sus virtudes honestidad, humildad, hombría de bien creía y creo en la política.
Por su desapego a lo material, creía y creo que hay otra forma de hacer política
Por es el respeto que tenía por el adversario político, aprendí que es posible la construcción en la diferencia.
Seguro que habrá tenido sus errores como humano que fue. Cuando hablemos de recuperar la memoria colectiva también hablemos de ver en la historia los legados que nos dejan los grandes hombres como lo fue Don Raúl Alfonsín.
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