Sobral, una figura ligada a la Antártida
La biografía del Alférez de Navío José María Sobral, que nació en Gualeguaychú un día como hoy pero de 1880, tiene el atractivo de una vida intensa en la que se mezclan la intrepidez y la hazaña.El primer argentino que invernó en la Antártida fue el mayor de de ocho hermanos de la familia encabezada por el escribano Enrique Sobral y María Luisa Iturrioz.Sus antepasados se remontan a los primeros pobladores de la villa, antes de la llegada de Tomás de Rocamora. Un linaje que empalma con el bautismo de Josefa Chávez en 1767.A los 15 años José María ingresó a la escuela naval y tres años después egresó como guardia marina. Tuvo, entonces, el privilegio de integrar la tripulación del primer viaje de instrucción que realizó la fragata Sarmiento alrededor del mundo.Dueño de una curiosidad innata, el gualeguaychuense llegó a lugares geográficos exóticos (sirvió en distintos buques de la armada) y a niveles de conocimiento superiores para la época.Pero quizá el acontecimiento que marcaría su vida fue el viaje que, en representación de la marina argentina, emprendió con la expedición sueca Nordenskjöld a la Antártida.Otto Nordenskjöld era un profesor de geología de Suecia y el jefe de la expedición a los hielos del sur. El extranjero quedó cautivado por la personalidad del joven de 21 años, y ello lo decidió a elegirlo entre cinco postulantes.Para calibrar la importancia de esta expedición, hay que decir que era una aventura con final abierto. Era, literalmente, lo que llamaríamos un viaje al fin del mundo, a un continente desconocido.Fue una verdadera hazaña para la época dada la precariedad de los elementos con que se hizo la expedición. El barco llegó a la Antártida el 9 de enero de 1902.Los seis hombres, en esa inmensidad blanca, levantan, atan y apuntalan una construcción de madera de 6x4 metros, para vivir. Permanecen allí, realizando investigaciones de todo tipo, 20 meses.En su libro Evocaciones del ayer, Enrique Ángel Piaggio dice que Gualeguaychú recibió luego a Sobral, de 22 años, como un héroe local. La recepción tuvo lugar, con gran pompa, el 27 de diciembre de 1903.Casi toda la población se dio cita frente a la casa paterna del marino, en calle San Martín, para homenajear al hijo ilustre de la ciudad que había cumplido una singular hazaña. "Algo así como si en nuestro tiempo un hijo de Gualeguaychú hubiese integrado la primera misión espacial del hombre y regresara a su hogar", compara el historiador.Según Piaggio, fue un gran acontecimiento de la historia local: "Damas lujosamente ataviadas, tocadas por grandes y floridos sombreros, llegaban en suntuosos carruajes tirados por brillosos caballos hasta el lugar indicado. También lo hacían elegantes caballeros y gente común del pueblo. Aquel día había sido decretado feriado".El recibimiento a Sobral tuvo relevancia nacional, toda vez que fue registrado ampliamente por el diario porteño La Nación. Cuando vuelve de los hielos continentales, el gualeguaychuense trabaja en la marina hasta 1905, año en que pide la baja del servicio. A partir de allí comienza un período de estudios en el extranjero. Viaja a Suecia a estudiar geología, obteniendo el título de doctor en la Universidad de Upsala. Fue, así, el primer geólogo argentino con título universitario. En ese país se casó y tuvo 9 hijos.Regresó a la Argentina en 1914 y fue designado director de Hidrología, cargo que desempeñó hasta 1930. Luego el gobierno nacional lo nombró embajador en Noruega.Murió en Buenos Aires el día de su cumpleaños, en 1961.
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