Sobre la marcha de los asuntos humanos
"El mundo fue y será una porquería", como escribió Enrique Santos Discépolo, en 1935, en célebre tango, o hay razones para sospechar que, pese a marchas y contramarchas, se desarrolla de peor a mejor.¿Cuál es el verdadero destino de la humanidad? ¿Es cierto que está radicalmente pervertida y destinada al apocalipsis? ¿Somos acaso la última generación que será testigo del derrumbe?Entre los pesimistas están los que cree que la historia universal es y será siempre una triste cosa, más allá de sus variaciones (adelantos técnicos, por ejemplo), que nada ni nadie podrá mejorar.Consideran que la miseria se halla íntimamente unida a la existencia, y es el pálido reflejo de la miseria interior del único animal que es capaz de esclavizar a sus semejantes: el hombre.Por tanto, si el ser humano es irremediablemente perverso, no hay nada que hacer y todas las doctrinas humanitarias y las ideologías sociales son ilusorias y quiméricas.La desdichada humanidad, por tanto, estaría estancada desde tiempos ancestrales en un mismo punto fijo, en una especie de idéntica rotación en círculo alrededor de un mismo círculo.Otros pese a profesar una visión negativa del presente, estiman que al final la humanidad será "salvada". Hablan de "decadencia" y diagnostican que la historia, que prometía brillante, en algún punto se echó a perder.No se resigan a dejar las cosas como están: alientan el "retorno" al pasado luminoso, especie de edad de oro en que vivió el hombre, hasta el día en que cayó en desgracia.Para conjurar el aniquilamiento de la especie, creen que "esta" enferma humanidad se encamina a una catástrofe (especie de fin místico), pero no será sin embargo el fin de todas las cosas, sino un nuevo comienzo.Este mundo de aquí, con todos sus pecados, sus injusticias y crueldades, estallará efectivamente algún día por los aires. Pero aparecerá otro, y eso no sería otra cosa que el retorno al Paraíso perdido.Existe, en tanto, una mirada optimista, aquella que considera que el género humano progresa constantemente, por relación a su destino moral, hacia lo mejor.Se ve la aventura humana como un tránsito de la rusticidad, propia de una criatura con escasos rudimentos, todavía anclado en los instintos primitivos, a un espécimen más conciente de sí y del universo, capaz de construir una civilización prospera y en paz.La historia humana, por tanto, se desarrolla de lo peor a lo mejor, según una línea ascendente. Aquí militan los partidarios que creen que, pese a todo, somos una generación privilegiada y "lo que viene siempre será mejor".Piensan que los mayores males que han oprimido a la sociedad humana derivan de la guerra. Y justamente el siglo XXI se revela como el menos violento que ha existido hasta ahora.Es la tesis de Steven Pinker, un académico de Harvard, bautizado por la revista Time como la estrella pop de la psicología evolutiva. En declaraciones recientes al diario El País, de Madrid, ha apuntado: "Nunca ha habido menos guerras ni genocidios, nunca menos represión, o terrorismo que en nuestra época, de la misma manera que jamás han sido tan bajas como lo son hoy las posibilidades de que los seres humanos sucumbamos a una muerte violenta".Immanuel Kant, el filósofo del siglo XVIII que participaba del optimismo de la Ilustración, creía firmemente que la humanidad daría un paso decisivo el día que, gracias al triunfo de la civilización, minimizase la guerra.¿Hacia dónde, finalmente, marchan las cosas humanas?
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