Sobre si existe la guerra justa
El debate filosófico sobre la moralidad de la guerra es un asunto tan antiguo como vigente. ¿Cuándo se justifica el empleo de la fuerza militar? ¿Acaso no dice la Biblia que es pecado matar? A la vista del espectáculo de las atrocidades de todo conflicto bélico, y de los móviles miserables que lo inspiran, de lo cual da cuenta la historia de la humanidad, uno tiende a repudiar instintivamente la guerra.Compartiría así los sentimientos del poeta británico Charles Sorley, quien, en 1915, poco antes de morir a los 21 años en la batalla de Loss, dijo: "No existen las guerras justas. Lo que hacemos es combatir a Satán con Satán".Pero dado que el conflicto humano persiste, dado que los hechos le siguen dando la razón al filósofo Thomas Hobbes, para quien "el hombre es lobo del hombre", parece una utopía aspirar a una sociedad armónica y pacífica.La visión hobessiana sugiere que los humanos son incurablemente egoístas, sólo piensan en sí mismos y están dispuestos a matar por su propia supervivencia y prosperidad.Ahora bien, si esta imagen del hombre es real cabría postular que mientras exista la especie humana habrá guerras. Pero el hombre también es un ser moral, es alguien que persigue el bien y la justicia.¿Cómo encaja la realidad de la guerra dentro de la ética? ¿Se puede hablar de justicia en ella? ¿No es esto contradictorio con la moral judeo-cristiana? ¿No va contra el quinto mandamiento de Dios que dice: "no matarás"?La postura de la Iglesia Católica aparenta en este punto ser ambigua. Mientras por un lado condena el odio, el fanatismo y se declara partidaria de la paz, por otro ha justificado las represalias militares sobre la base del principio de la "legítima defensa".El Papa Francisco no se ha apartado de esta doctrina de la autodefensa, y la ha esgrimido recientemente al justificar una acción militar de Occidente contra la violencia de la milicia islamista del llamado Estado Islámico (ISIS).Al menos esta tesitura es la que ha defendido el observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas (ONU), Silvano Tomasi, al justificar el bombardeo de Estados Unidos contra los combatientes del Califato."Había que intervenir ahora, antes que sea demasiado tarde. La acción militar es necesaria", afirmó en una entrevista a Radio Vaticana. El obispo católico kurdo Rabban al Qas dijo también a esa radio que "hay que evitar que el lobo penetre en el rebaño, lo mate, se lo coma y lo destruya".La petición de que se use la fuerza es sorprendente, dado que el Vaticano tradicionalmente se ha opuesto a las intervenciones militares en Oriente Medio. Pero se basan en los comentarios del Papa Francisco según los cuales el uso de la fuerza es "legítimo (...) para detener a un agresor injusto".Esta doctrina fue desarrollada por Santo Tomás de Aquino, para quien sólo se justifica matar cuando es en defensa propia. "Puesto que la intención es salvar la propia vida, este acto no es ilícito", se lee en la Suma Teológica.¿Pero en ese acto de salvar la propia existencia no está implicada la muerte de otra persona, la del agresor? En este caso Tomás de Aquino sostiene que toda acción tiene un doble efecto: uno deseado, que es el que importa moralmente, y otro no querido.Según esto, si el objetivo primario de la guerra es salvar la propia vida, se justifica el hecho de que se termine matando al agresor, aunque la intención primaria no haya sido sin embargo matarlo.
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