Suma y resta de 2010
Tranquilicemos aunque sea por estas horas nuestro carácter. Es necesario apartar las presiones que nos cercan diariamente en las diversas actividades a aquéllos que habitamos este generoso país.Es innegable el avance que la actividad económica de Argentina ha alcanzado en los últimos años. Desde hace 8 años, después de prácticamente haber tocado fondo, este país ha ido para arriba y hacia adelante.En el análisis de entre casa, pese a este innegable paso hacia el desarrollo, tenemos que expresar un cierto e importante grado de insatisfacción con las capas dirigentes. No sólo de la política sino también del mundo empresario y sindical entre otros.Por supuesto que dentro de los primeros, tanto quiénes son gobierno, cuánto los que representan la oposición, en general no han mostrado una cuota de generosidad, de humildad verdadera, de entrega sincera al trabajo por el bien común.Es cierto que existen también hombres y mujeres que ocupan lugares clave, desde dónde trabajan y conducen muy bien. Pero no es ésto una cuestión generalizada.No deja de repetirse la historia hasta doméstica, de que aquí cuando alguien conduce y se mueve de manera eficaz suele quedar solo, remando y remando, con pocos acompañantes que se mueven en la comodidad.Nos gustan tanto los personalismos aquí en Argentina, que perdemos el sentido de trabajos en equipo. Sabemos que ésta es una generalización, reiteramos, tal vez algo exagerada pero cada año que termina, deseamos que se termine como concepción también.Pero también las otras patas del contrato social, adolecen de tal vicio histórico. Y en algunos o muchos casos, encima esos personalismos se fundan no en la fuerza de la razón, sino más bien en imponer a esa razón que cada uno detentamos, por la fuerza o por la presión.Vemos prolongarse en la práctica, el ejercicio de acciones detestables. Casi imposible de eliminar pareciera, como el aprovechamiento de lugares privilegiados de poder, o círculos allegados a él, desde los que se trafican influencias para concretar pingües y multimillonarios negocios para muy pocos.O se obtienen todavía, una serie de efectividades prebendarias que usufructúan los elegidos a propósito para transitar por el camino diferente del facilismo, muy contrario al del esfuerzo de quienes apostamos pese a todo, a la producción y generación de posibilidades para la gente en general, y para nosotros mismos por cierto.Un sendero que de todas maneras también suele aportar interferencias burocráticas, destratos y dificultades que bien podrían controlarse y ayudar con un poco de buena voluntad, a ser superadas.Los medios de comunicación tenemos también una gran carga en la responsabilidad que significa llevar a los ciudadanos que los leen, escuchan o miran. Los contenidos que se suelen administrar en muchos de sos medios, también se implementan sin el debido rigor ni equilibrio.La frase de siempre es que somos todavía una Nación joven. Pero no podemos apartar lo que se tiene que aprehender desde la niñez. Obligadamente a través de la Educación, para adquirir la única vía que nos lleve a ser mejores El manejo y respeto de los valores esenciales de la vida.Los objetivos de cada uno de los argentinos son coincidentes, en cuanto hace a los fines. Por más que los caminos que cada quien pueda elegir para lograrlos, los transforme en diferentes. Casi todos queremos una sociedad realmente justa.Y ahí es donde seguimos empantanados. Queremos resguardar la esperanza que este nuevo año que empezaremos a vivir mañana, sea el prólogo del encuentro y el respeto necesario para construir un país creíble, trabajador, con oportunidades y posibilidades idénticas para que todos puedan crecer, para que todos sean felices.Sin privilegiados. Sin excluidos.
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