Tecnologías que crean su propio contexto
Hace tiempo que la Word Wide Web dejó de ser un fenómeno tecnológico acotado. Debido a su increíble expansión, la red está modificando otros sistemas, rediseñando el entorno artificial en que vivimos.Algunos fijan la fecha de aparición pública de Internet en 1989, cuando gracias a su primera cobertura comercial la Red dejó de ser un sistema en manos de científicos y especialistas.A esta altura de los acontecimientos, en función de la usuarios conectados a ella, la Red ya atravesó el "punto crítico", así se llama al momento en que una tecnología entra en su etapa de madurez.Es cuando los dispositivos en crecimiento alcanzan un punto donde ese desarrollo no tiene más retorno, cuando se supera una frontera después de la cual su supervivencia está garantizada.Los tecnólogos señalan que la red, efectivamente, ya alcanzó un estadio en que sus efectos se empiezan a sentir fuera de ella. En el sentido de que se enlaza con otros sistemas, modificándolos y transformándose a sí misma.Por ejemplo, las redes digitales y los sistemas de posicionamiento global (GPS) están rediseñando el sistema automovilístico. Ahí se produce la hibridación de dos sistemas: lo digital y el auto.No es lo mismo viajar siguiendo las indicaciones de un mapa impreso o de los carteles en la ruta que tener frente al volante un mapa interactivo que habla y dice por dónde tenemos que ir, qué caminos cabe evitar o a qué hora llegaremos.Casi no hay esfera de la realidad social y económica que no haya sido impactada por el dispositivo digital, que establece con los otros medios una suerte de juego intertextual permanente.Ejemplo de ello es la hibridación entre las redes digitales y el sistema bancario, que ha acelerado la bancarización de la economía real, o la relación entre la web y el sistema musical (donde la contaminación está transformando las formas tradicionales de distribuir y consumir las canciones).Las "concatenaciones socio-técnicas", como le llama Pierre Lévy a estos procesos en los que un sistema tecnológico se asocia con otro, transformándose a sí mismo y generando nuevos entornos artificiales, recuerda lo que pasó con el automóvil.Cuando el auto superó su "punto crítico", haciendo que miles de ellos salieran de las líneas de montaje, lo más importante pasó afuera del sistema del automóvil, en las zonas periféricas: los motorhomes, los restaurantes que llevan el pedido hasta el vehículo, los túneles para lavar autos, las casas rodantes, etc.Se ha dicho que a partir de entonces el automóvil creó al automovilista (como hoy podría decirse en forma análoga de la red digital, que crea a los "nativos digitales").El norteamericano Jerry Mander, en su polémico libro "Televisión, una tecnología irredimible" (1977), a raíz de la capacidad que tienen ciertas tecnologías de producir entornos enteros, de producir su propia sociedad subordinada, propuso pensar en la tecnología como algo que tiene una "ideología" incorporada a su forma.Muchas tecnologías, dice Mander, determinan su propio uso, sus propios efectos, e incluso el tipo de gente que la controla. Al aceptar el auto (una tecnología que reemplaza al pie humano), se acepta también la existencia de caminos, petróleo para hacerlos andar, e instituciones que se ocupan de extraerlo y distribuirlo.Si se aceptan las plantas nucleares, también se acepta una élite tecno-científica-industrial- militar. Si se acepta la televisión, postula Mander, se acepta su impacto en la conciencia, su efecto aislamiento, y el runrun constante de la publicidad comercial televisiva.
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