Tenemos más cosas, pero ¿vivimos mejor?
En términos generales las condiciones de vida materiales de todos nosotros han mejorado respecto de nuestros antepasados, cuya vida era más dura. Sin embargo, vivimos más tensionados y agobiados.El dato es que ocho de cada diez argentinos dicen que padecen de estrés. Tres aseguran que lo sufren a diario. Y otros tres por lo menos una vez por semana.Las mujeres son las que más lo padecen, ya que cuatro de cada diez dicen sentirse estresadas cotidianamente, frente a dos de cada diez hombres. Los más estresados son quienes tienen entre 45 y 55 años.Esos son los resultados de una encuesta nacional de la consultora D'Alessio IROL. El estrés se define como un síndrome general de adaptación. Es una respuesta inespecífica del organismo a cualquier demanda.Es inespecífica porque es similar frente a diferentes tipos de demandas o exigencias. La persona, así, busca adaptarse a la situación que vive, en procura de un equilibrio que se rompió a causa de la nueva situación.Los seres humanos, ante un cuadro de peligro o una situación hostil, reaccionan defendiéndose. Lo que hoy se detecta es que, por diversas razones, la capacidad de soportar determinadas situaciones es mucho menor y entonces el estrés se dispara."Esto es producto de las mayores responsabilidades, que implican el crecimiento a nivel familiar y laboral. Luego, con el arribo de la mayoría de edad de los hijos y la menor competencia por subir en la pirámide laboral, comienza a descender la tensión permanente".Eso dice el trabajo de la consultora, en el que participó Luciano Sposato, codirector del Centro de Stroke de la Fundación Favaloro. La afirmación da una pista: sostener determinado nivel de bienestar material conlleva, como contraparte, un malestar psico-físico.Para el presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés, Daniel López Rossetti, el fenómeno "tiene que ver con el ritmo de vida". En declaraciones a Clarín, opinó: "Hoy el nivel de agresión es muy alto. La velocidad con que se hace todo también. El cerebro no descansa nunca. De allí el síndrome del burnout, o el cerebro quemado".Según Rossetti, el estrés afecta a todos: "Es la relación entre cargas y resistencias, y eso ocurre en cualquier edad. Cada vez se ven más chicos estresados porque están sobrecargados de tareas, o porque viven en familias en los que sus miembros están estresados".Dado que el estrés es el resultado de una determinada relación que mantenemos con el ambiente que nos rodea, la manera de evaluar el entorno influye en cómo nos sentimos. En este sentido, el estrés es muy subjetivo."Tal vez la mujer lo perciba más que el hombre", comentó Rossetti, al explicar porqué la encuesta determinó que quienes más sufren el estrés son las mujeres.Pero además, aclaró, ellas deben lidiar con múltiples obligaciones laborales, en la casa con sus hijos. "La mujer hoy es madre, esposa, amante, trabaja adentro de su casa, afuera. Es más vulnerable al estrés. Por eso muchas tienen infartos, arritmias, accidentes cardiovasculares, angina de pecho, hipertensión arterial", destacó López Rossetti.Como sea, el fenómeno instala una paradoja: ésta es una generación que vive mejor que sus padres, en el sentido de que dispone de cosas que ellos nunca pudieron tener. Frente a este hecho, la extensión del estrés -en tanto indicador de infelicidad- es algo disonante.Algo no cierra: nuestras actuales victorias materiales en todos los campos -no se puede negar que objetivamente el confort, incluso más allá de las diferencias sociales, es la nota distintiva de nuestra época- coexiste con altos niveles de tensión y agobio que afecta a las personas.¿Qué es vivir mejor?
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