Testigos de algo grandioso
El 8 de Septiembre se celebra la fiesta del nacimiento de la Virgen María. Día de cumpleaños de nuestra Madre en el que nos unimos celebrando también a todos quienes consagran su vida a Dios ya que en nuestro país tenemos especialmente en cuenta a la Vida Consagrada. Pero, ¿quiénes son los consagrados?Por monseñor Jorge Eduardo Lozano* Los religiosos, religiosas y consagradas entregan su vida a Dios por amor a los hermanos, y a los hermanos por amor a Dios. Escuchan la llamada a no guardarse nada para sí. Eso es la vocación, una llamada y también una respuesta.El Papa Benedicto les decía en Brasil: "ustedes son testigos de que hay una manera diferente de vivir con sentido; recuerden a sus hermanos y hermanas que el reino de Dios ya ha llegado; que la justicia y la verdad son posibles si nos abrimos a la presencia amorosa de Dios". Sí, ustedes son testigos. Esto significa que ustedes vieron y nos cuentan. Testigos de algo grandioso.Todos nos sabemos peregrinos. No tenemos en este mundo morada permanente. Y esto no quiere decir andar sin rumbo. Anhelamos una tierra nueva y un cielo nuevo.El tesoro más grande es haberse encontrado con el Amor de Jesús. Y el deseo ferviente es que Él sea conocido, amado y seguido por todos.Ser discípulos y misioneros apasionados por el Señor les lleva a sentirse heridos de amor. En búsqueda de una plenitud que se gusta por anticipado, pero será posesión definitiva en el cielo.Hace unos meses me invitaron a un encuentro de consagradas y consagrados de la Región del Litoral. El Lema que trabajaron y que animó el encuentro fue: "Pocos, pequeños y pobres". ¡Qué palabras tan hondas! ¡Cuánta referencia a Parábolas evangélicas!Ustedes son signos humildes y sencillos. Elocuentes, pero calmos como brisa de tarde de verano.En esta jornada debemos hacer dos cosas: dar gracias y rezar.Dar gracias a Dios por la ternura que nos muestra por medio de ustedes. En los barrios, las escuelas, los hospitales, las cárceles, los monasterios y tantos lugares invisibles a muchos de nosotros pero tan claros ante la mirada de Dios.Darle gracias por tanta vida escondida en las comunidades, en los corazones, en los hogares de quienes viven su consagración en el mundo.Y rezar, por las vocaciones a la vida consagrada. Para que la Iglesia y el mundo se enriquezcan con el testimonio de la cercanía de Dios que es Amor.Rezar por todos los consagrados y consagradas para que con su vida sean transparencia de ese Amor.
* obispo de Gualeguaychú y miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social
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