Tratando de ver el bosque
FundavidaSi nos interesamos en analizar la historia de la humanidad probablemente acordemos que generalmente la identificación de las cuestiones que definen los sucesos en cada período generalmente le es negada a la mayoría de sus contemporáneos.El árbol impide ver el bosque a quienes transitan cada interregno temporal, y quienes se interesan en entender lo ocurrido a posteriori, muchas veces, envalentonados con las facilidades que otorga poder leer el diario del día después, subestiman equivocadamente la capacidad de entender los hechos de los damnificados.En la antigüedad, la ciclópea tarea de conocer los datos y los hechos, por las dificultades propias de medios de comunicación prácticamente inexistentes y en la actualidad, por el contrario por una inevitable intoxicación de sobreinformación disponible a partir de la difusión del medio de comunicación por excelencia de la actualidad: la omnipotente Internet.De cualquier manera, cualquiera sea el motivo, quienes habitamos cada período histórico, agotamos nuestro tránsito por él, sin entender, y en consecuencia sin poder modificar las cosas que finalmente lo determinan y nos afectan.Que siempre son los intereses particulares del grupo social que encada etapa asume el control de los hechos, y en la búsqueda de sus beneficios corporativos determina la vida de los demás.Siempre ha sido así, y aquellos esclarecidos que han tenido el coraje de entender más allá del discurso social dominante en cada momento de la historia, son inexorablemente denostados y arrojados por la temerosa intolerancia de sus contemporáneos al exilio intelectual de su propio tiempo.Pero por esa capacidad de registro y memoria que tenemos los humanos, lo dicho queda y a la vuelta de los años, podemos reconsiderarlos y revalorar las visiones anticipatorios de los esclarecidos.Robert T. Malthus, ese modesto clérigo anglicano de fines del siglo XVIII, es un caso emblemático de esta situación.Cuando apenas éramos la séptima parte de cuantos somos hoy, en un planeta que se percibía como infinito en sus posibilidades de recursos para la civilización que asomaba en el horizonte, él, a contrapelo de sus pares, no se dejó dominar por la euforia embriagante que expresaban la mayoría de sus contemporáneos y nos advirtió de sucesos que recién hoy, dos siglos después comienzan a verificarse."La raza humana crecerá en forma descontrolada" afirmaba, en un momento que ni estadísticas al respecto existían "y cuando esto ocurra la tierra ya no tendrá la capacidad de alimentarlos a todos y el mundo estallará en crisis y hambrunas inéditas que llevarán la civilización al colapso".Hoy ya todos sabemos que la primera parte de su sentencia fue real, de mil millones en apenas dos siglos pasamos a siete mil y vamos por mas.Con respecto a la conclusión que lograba Malthus ya no existe tanto acuerdo, de hecho la mayoría de los mortales en el presente vivimos en su ignorancia ó en todo caso en desacuerdo.Sin embargo si ponemos en un gran tamiz la información disponible del devenir de la civilización actual y nos quedamos solamente con los datos referidos a la cantidad, la disponibilidad, los stoks y la forma en que estamos obteniendo nuestros insumos actualmente, el resultado, para nosotros al menos, es definitivamente inquietante.Pero según uno observa, la mayoría de los mortales, sometidos a la lógica implacable que se repite una y otra vez, solo toman la información de superficie, siempre manipulada por los grupos que señalábamos al principio que administran en su beneficio sectorial cada momento histórico, y continúan viajando por su cotidiana historia concreta, sin advertir el inexorable derrotero que lleva la nave de nuestra civilización actual.La FAO (organización mundial de la alimentación) ya ha advertido por ejemplo, que en menos de veinte años, las reservas de peces susceptibles de ser extraídos del mar, de donde toman sus alimentos casi el cuarenta por ciento de los seres humanos se agotarán.Por estos pagos, el presidente del INTI, el Ing. Enrique Martínez, hace unos meses anticipó que si seguíamos cultivando la Pampa Húmeda con el modelo de agricultura industrial impuesto por las multinacionales lideradas por Monsanto, en un lapso mas o menos equivalente, pasaría de ser un reservorio de fertilidad a quedar como un desierto improductivo de una tierra agotada y fundida. Mayorías anónimasSimultáneamente, a las reservas de agua dulce del planeta que son apenas un tres por ciento del total, en lugar de ser atesoradas como resguardo imprescindible para la vida las seguimos ofreciendo en holocausto terminal, al ponerlas al servicio de una minería escatológica que en si misma, vista desde la neutralidad del observador fuera del tiempo, es una acabada y definitiva muestra de que la profecía de Malthus se esta cumpliendo inexorablemente.Planeamos pulverizar millones de toneladas de roca para extraer unos miserables gramos de un mineral que hemos casi agotado, inutilizando en el camino centenares de millones de litros de uno de nuestros mayores tesoros: el agua pura.Y ahora, quienes conducen nuestra civilización suben la apuesta de esta locura y planean triturar millones de toneladas de roca, y contaminar volúmenes inconmensurables de agua, con el objetivo de prolongar unos pocos años el consumo insensato de hidrocarburos fósiles de los países que lideran el modelo civilizatorio con el aterrador método al que denominan fracking, o fractura hidráulica.Sin embargo, tal lo que ha ocurrido casi siempre en la historia, los contemporáneos de cada período, en este caso nosotros, solo leemos la información superficial y seguimos como si nada.Pero hoy existe este nuevo aliado de las mayorías anónimas, es este nuevo modo de comunicarnos que es la Web, una oportunidad inédita que tenemos los hombres de ver el bosque sin que nos lo impidan los árboles.En este cometido se va la esperanza de un mundo cuya sobrevivencia depende de nosotros y de nuestra comprensión del mundo que compartimos.
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