Travesti: una identidad política

La polémica generada en torno a un título de ElDía, despertó el debate sobre el lenguaje, el género, la sexualidad y la identidad de las personas trans. El orgullo de la comunidad travesti que defiende su modo de vida. Por Lohana Berkins* A partir de la última década del siglo XX, el travestismo ha concentrado la atención de la opinión pública latinoamericana. Me refiero a que el travestismo irrumpió en el espacio público de la mano de discursos biomédicos, policiales, sociológicos, jurídicos, políticos y periodísticos que funcionaron como disparadores en algunas ocasiones para discutir y en otras oportunidades para reforzar las dinámicas desigualadoras relacionadas con la identidad de género, la sexualidad, la raza, la clase social, la etnia, la religión, la edad, la ideología en diferentes contextos. De modo que cuando pensamos en el travestismo latinoamericano pensamos en un fenómeno complejo y dinámico y nos referimos a sujetas atravesadas por relaciones de privilegio y opresión propias de cada sociedad y de cada momento histórico particular. Nota relacionada: Auto hundido en el río: un hombre y una travesti murieron Los médicos y los psicoanalistas han definido a las travestis como hombres que se visten con ropas correspondientes a las mujeres. Nosotras resistimos esta definición que no da cuenta del modo en que nosotras nos pensamos y las maneras en que vivimos.Resignificar el términoEn la década de 1990, cuando las travestis comenzamos a alzar nuestra voz en público y a organizarnos, decidimos que una de las primeras cuestiones en las que teníamos que concentrar nuestros esfuerzos colectivos era en resignificar el término "travesti", que hasta el momento tenía connotaciones negativas para los otros y para nosotras mismas. El término "travesti" ha sido y sigue siendo utilizado como sinónimo de sidosa, ladrona, escandalosa, infectada, marginal. Nosotras decidimos darle nuevos sentidos a la palabra travesti y vincularla con la lucha, la resistencia, la dignidad y la felicidad.De manera que las travestis nos esforzamos por articular los sentidos políticos de la palabra travesti, que designa a sujetos, nosotras, que nos enfrentamos en diferentes momentos y espacios a unas y unos adversarios, los fundamentalistas, los autoritarios, los explotadores, los defensores del patriarcado y de la heteronormatividad. Como nuestra comprensión de la identidad travesti cuestiona la noción de identidades como límites, las presentes reflexiones no pretenden invalidar otras experiencias subjetivas y relacionales, otras formas alternativas de vivir y entender el travestismo.Las travestis somos personas que construimos nuestra identidad cuestionando los sentidos que otorga la cultura dominante a la genitalidad. La sociedad hace lecturas de los genitales de las personas y a estas lecturas le siguen expectativas acerca de la identidad, las habilidades, la posición social, la sexualidad y la moral de cada persona. Se considera que a un cuerpo con un pene seguirá una subjetividad masculina y a un cuerpo con una vagina seguirá una subjetividad femenina. El travestismo irrumpe en esta lógica binaria de, las sociedades occidentales que es hegemónica y que oprime a quienes se resisten a ser subsumidas y subsumidos en las categorías "varón" y "mujer".Por supuesto, las travestis estamos atravesadas por contradicciones, paradojas y tensiones, tal como sucede con todos los sujetos sociales. Así, aunque algunas de nuestras prácticas contribuyen a desestabilizar la lógica binaria de sexo-género, al construirnos en femenino con frecuencia recurrimos a valores y símbolos culturales que reproducen a la feminidad y a las mujeres concretas como subordinadas."Es una lucha política"Sin embargo, discutimos el argumento formulado por algunos feminismos que desvalorizan al travestismo sosteniendo que reproduce estereotipos sobre las mujeres y que refuerza la feminidad tradicional. En primer lugar, si bien es cierto que la construcción de las subjetividades y corporalidades travestis recurre a normas y emblemas ligados a la feminidad hegemónica (¡porque no vivimos en una cápsula de vacío!), a través de este proceso, esas reglas y atributos son resignificados y desequilibrados (Butler, 1990). En segundo lugar, consideramos que no hay sujetos que estén obligados a cargar sobre sus espaldas el deber ineludible de subvertir las normas de género. Creemos que esta es una lucha política que se elige y muchas travestis ya nos encontramos librando esta batalla por convicción feminista.La desestabilización de la oposición y complementariedad entre lo masculino y lo femenino y de los vínculos históricamente construidos entre biología y subjetividad operada por la lucha de las travestis para ser reconocidas como sujetos es sancionada a diario. Considero que un análisis del travestismo necesariamente debe dar cuenta de la criminalización de la identidad travesti y de las consecuencias de esta criminalización en la vida cotidiana y sobre la subjetividad de las compañeras travestis. Por un lado, el Estado es el principal violador de los derechos de las travestis, por acción u omisión. Por otro lado, la desvalorización social se expresa a través de los insultos y estereotipos, que sistemáticamente remiten a las travestis a un supuesto origen biológico masculino e impugnan nuestras posibilidades de existir en nuestros propios términos.Las travestis en Latinoamérica: cómo vivimosEn Latinoamérica, el travestismo se construyó un espacio propio a través de la movilización política y de la discusión con otros sujetos subordinados. Nos reconocemos por fuera de cualquier disciplina teórica que se arrogue la facultad de definirnos sin reconocer nuestra agencia y nuestro poder como sujetos en el marco de los condicionamientos sociales que nos han afectado históricamente.Tal como señala Josefina Fernández, no es posible escindir la construcción de la identidad de las condiciones de existencia de las travestis en nuestras sociedades. Estas condiciones de existencia están marcadas por la exclusión de las travestis del sistema educativo formal y del mercado de trabajo. En este tipo de escenarios, la prostitución constituye la única fuente de ingresos, la estrategia de supervivencia más extendida y uno de los escasísimos espacios de reconocimiento de la identidad travesti como una posibilidad de ser en el mundo.En una investigación realizada en el año 2005, en el curso de la cual consultamos a 302 compañeras travestis residentes en la ciudad de Buenos Aires, el Conurbano Bonaerense y la ciudad de Mar del Plata, encontramos que "el ejercicio de la prostitución callejera es la más importante fuente de ingresos para el 79.1% de las compañeras encuestadas. Aquellas compañeras que reportan otros trabajos también se encuentran en el mercado informal, sin reconocimiento alguno de derechos laborales, en ocupaciones de baja calificación y remuneración" (Gutiérrez, 2005: 78).La asociación entre travestismo y prostitución constituye una de las representaciones del sentido común más difundidas en las sociedades latinoamericanas y en la sociedad argentina en particular. En algunos discursos sociales, la prostitución aparece como una elección de las personas travestis. Sin embargo, la exclusión del mercado laboral que afecta a travestis y transexuales impide plantear el asunto en términos de decisiones libres.Por la libertadLas travestis no pretendemos imponer nuestros valores y perspectivas sino que exigimos la libertad y las condiciones materiales para vivir vidas gratificantes y plenas de derecho. Para ser ciudadanas necesitamos gozar de las mismas libertades en el espacio público que disfrutan las personas que son consideradas respetables.Porque nuestro deseo no es alcanzar la respetabilidad, sino demoler las jerarquías que ordenan a las identidades y a las y los sujetos reconociéndonos negras, putas, palestinas, revolucionarias, indígenas, gordas, presas, drogonas, exhibicionistas, piqueteras, villeras, lesbianas, mujeres y travas, que aunque no tengamos la capacidad de parir un hijo sí tenemos el coraje necesario para engendrar otra historia. *Asociación de Lucha por la Identidad Travesti Transexual (ALITT)
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