
Durante varias décadas los niños argentinos nos enteramos de la existencia de los Tehuelches por la historieta de Dante Quinterno: Las Aventuras del Indio Patoruzú.Por Osvaldo Delmonte*Colaboración Este famoso Cacique, el último, según decían las revistas, tenía una imponente estancia en la Patagonia, era millonario, viajaba en aviones y residía en Buenos Aires en lujosos Hoteles.Luego, algunos libros de Historia, reafirmando esta imagen de indio nacional, nos enseñaron que los Tehuelches eran auténticamente "argentinos" en contraposición de otras tribus, los Araucanos por ejemplo, que eran Chilenos. Sin dudas una manera de trasponer artificialmente nacionalidades y justificar otras cuestiones que no viene al caso analizar.En realidad uno de los últimos caciques Tehuelches -INAKAYAL- no tuvo la fortuna de Patoruzú ni un trato especial por ser "argentino", murió en forma extraña en el año 1888 en el Museo de Ciencias Naturales de la Plata, allí lo tenían confinado junto a su familia como una pieza más de colección.Imposible hacer una humorada con este hecho, aunque cabe la pregunta en tono de asombro de la Rubia del Teléfono; ¿vivoo?. Sí, vivo, para vergüenza de la humanidad y tristeza de los argentinos bien nacidos.Las versiones sobre su muerte son confusas y contradictorias lo cual ahondó el misterio y alimento diversas interpretaciones. La historia habla de suicidio "ante el tormento diario de ver expuestos a sus seres queridos en las vitrinas del museo". El Sr. Onelli Secretario del Perito y Director Vitalicio del Museo Francisco P. Moreno relata que "el cacique presintió su muerte, realizó un ritual en las escaleras del Museo donde se desvaneció", hay quienes afirman que en realidad fue empujado por las escaleras lo cual hablaría de un asesinato.Más allá de cualquiera de las versiones lo que no se puede negar es que fue un crimen, y con mayúsculas, así haya muerto de una extraña enfermedad como afirman otros. La muerte de Inakayal fue la anteúltima de una seguidilla de fallecimientos. Antes murieron tres mujeres que lo acompañaban y su propia esposa, expuesta impúdicamente en las vitrinas junto a más de mil cráneos y 80 esqueletos de sus hermanos patagónicos.En 1904 murió el último "espécimen vivo", un joven yamana de 23 años cuyo esqueleto se pudo apreciar hasta hace pocos meses en la Sala de Antropología Física de esta Institución Platense.¿Pero quien era Inakayal y como llegó al Museo?. Entre 1860 y 1870 este altivo jefe Indio fue conocido personalmente por los exploradores de la Patagonia como Musters, Cox y el Propio Moreno; lo describen vivaz, cazando guanacos y boleando ñandúes. Otra faceta lo muestra negociando dignamente en representación de su pueblo, tratados con el Gobierno Nacional.Inakayal acompaña, guía y protege al Perito Moreno en sus primeros viajes exploratorios por el sur argentino.Luego, como consecuencia de la conquista de estos territorios no desiertos Inakayal fue tomado prisionero; un informe de la Secretaría de Cultura de Neuquén destaca que antes de ser trasladado a Buenos Aires a Inakayal le arrebataron sus emblemáticos caballos y que cuando llegaron a la Capital, los jóvenes de su grupo fueron repartidos entre las familias porteñas que los pedían para desempeñar tareas de servidumbre.El Cacique vivió sus primeros años de cautiverio en la base militar de Martín García, obligado a realizar trabajos forzosos.

Según este mismo informe, el Perito Moreno en el año 1886 efectuó gestiones para "liberar" a su "amigo" y llevarlo al Museo de Ciencias Naturales de La Plata. En esta nueva vida el Lonko (Cacique) y su familia desempeñarían tareas de limpieza y servidumbre además de ser exhibidos como piezas vivientes.En un reportaje a cronistas de la época decía: "Yo soy un jefe, hijo de esta patria. Los blancos mataron a mis hermanos, robaron mis caballos, me quitaron la tierra que me vio nacer. Me tomaron prisionero". El último tiempo se lo verá triste y abatido. Sabe que no descansará en su tierra, ya no se encontrará con sus caballos ni mirará la cordillera. Sabe muy bien que su destino es ocupar un espacio en esa fría y patética vitrina que lo rodea.Sin dudas lo narrado es la expresión más brutal de las ideas Positivistas de la Generación del 80 identificada con la "civilizada" Europa. Las fuerzas negativas que traccionaban en sentido inverso al progreso indefinido, lo constituían -para este pensamiento- los gauchos, los indios, los mestizos, en definitiva los pobres, como expresión de un estadio anterior en la evolución humana y social.Nuestros hombres del 80 se inspiraron en la culta y fina Francia, ya que ellos, los Franceses, se llevaron "muestras vivas" de "hombres primitivos", entre otros al Cacique Charrua VAMAICA para ser exhibido como si fuera un animal exótico en los elegantes Museos de Paris.Esta historia nos coloca hoy frente a varios dilemas éticos y ante la necesidad de abordar la Arqueología y la Historia haciéndonos algunas preguntas; como por ejemplo: ¿Son los Museos espacios neutros?. ¿Cuál es la civilización y cual la barbarie?. ¿Tienen algún límite las excavaciones de enterramientos?. ¿ Estos, se pueden realizar sin agraviar culturas antiguas? .¿Qué interés científico puede tener la exhibición de esqueletos de aborígenes, a no ser la intención de disecar en los Museos al hombre Americano?. ¿Se sigue educando en este modelo deshumanizado?. ¿Que ideologías e intereses pretenden momificar la Historia?.Recientemente el Profesorado de Teatro de Gualeguaychú perteneciente a la Universidad Autónoma de Entre Ríos -UADER - presentó la obra 5438 (cincuenta y cuatro treinta y ocho) inspirada en este hecho, la muerte de Inakayal.La Obra con Dirección de Valeria Follini, investigación y coproducción del Teatro del Bardo y AUCA Teatro de la ciudad de Paraná reflexiona sobre lo ocurrido y busca crear la necesidad de otras lecturas históricas como así también profundizar el conocimiento del hecho narrado. Tan es así que el presente artículo fue motivado por esta interesante propuesta pedagógica.Me parece importante aclarar que la Obra se presentó en varias Escuelas Secundarias con un trabajo previo por parte de los estudiantes, con reflexiones y conclusiones finales luego de la puesta en escena.Sin dudas esta experiencia es una demostración de todo lo que tiene por decir y hacer el Arte en la Educación, especialmente el Teatro, integrando la Investigación Histórica, la Antropología, la Biología, la Filosofía, la Ética y los Derechos Humanos, por citar solo algunas ciencias, como nuevo paradigma de conocimiento frente al viejo cientificismo positivista que disecó a Inacayal y las mentes de varias generaciones de estudiantes argentinos.
* Profesor de Derechos Humanos UADER