JUVENTUD PERDIÓ LA CATEGORÍA
Un descenso anunciado que deja un vacío muy complicado de volver a llenar

Juventud descendió del Federal A luego de una temporada impresentable, en la que nunca mostró una idea de juego y jamás contó con un respaldo dirigencial para poder dar un golpe de timón. Malas decisiones, peores ejecuciones, soberbia y desidia: un combo demasiado explosivo que terminó como tenía que terminar.
Por Daniel Serorena
Muchas veces, una situación de descenso deportivo suele dejar incógnitas o dudas al momento de buscar una explicación al por qué de ese final. Sin embargo, este descenso de Juventud es demasiado claro de explicar, se vio venir desde el comienzo de la temporada, se fue gestando durante todo el torneo, dado que el equipo apenas en dos fechas estuvo fuera de la zona roja y en las fechas finales, desaprovechó todas las chances que el torneo le fue dando y finalmente, descendió.
Una parte muy importante de la responsabilidad de este estrepitoso fracaso deportivo tiene nombres clarísimos y que saltan a la vista: Lucio Benítez y Felipe Martínez Garbino como principales responsables de la llamada “Mesa del Fútbol”, el actual presidente Iván Gómez, que si bien asumió ya con el torneo empezado, fue parte de la gestión anterior y seguramente alguna mala decisión tomó como dirigente, asoman como responsables directos, por tratarse de quienes encabezaron el armado del equipo, definieron contrataciones y manejaron la situación de forma claramente equivocada. También es responsable el director deportivo Carlos Macchi, que tuvo poder de determinación al momento de traer jugadores, de gestionar contactos con representantes que hicieron sus negocios y que por lógica debería tener los días contados en su cargo.
En menor medida, pero con grado de responsabilidad, hay que colocar a los tres entrenadores que tuvo el Decano: Norberto Acosta que no ganó ninguno de los partidos que jugó y fue despedido prematuramente, sabiendo que era el único técnico con respaldo de la gente para poder sacar adelante las cosas, Javier Lenciza, que había tenido un flojo paso anteriormente, que tuvo el único momento en que el equipo mostró algo en la cancha, pero no pudo cambiar el rumbo y finalmente Matias Minich que llegó con el barco casi hundido y sumó apenas 7 puntos sin mostrar nada extraordinario, como se intuía que podía ocurrir.
Los errores comenzaron desde el armado del equipo, sumando 14 o 15 nombres a un plantel que contaba con varios jugadores que seguían del torneo pasado, la mayoría de ellos jugadores formados en el club que habían tenido rodaje, pasando por la inexplicable salida de Acosta con solo seis fechas jugadas, agregaron más errores con la contratación de Lenciza y no supieron aprovechar el momento de poder incorporar jugadores para reforzar el equipo, pero terminaron llegando apenas dos defensores, uno de flojo nivel y otro que no pudo sobresalir dentro de la medianía general, para terminar con la insólita llegada de un desconocido Matías Minich para buscar la heroica que todos en el fondo sabíamos que no iba a darse.
Todo en medio de un clima raro institucionalmente, con elecciones que no fueron, con enfrentamientos públicos entre dirigentes actuales con viejos directivos. Una conferencia de prensa de presentación de equipo en la cual se habló de “pelear el ascenso”, que a la distancia parece una cachetada al hincha y a la historia centenaria del club y un cúmulo de decisiones que fueron encadenando una caída deportiva que nadie pudo ni supo parar.
El panorama es sombrío por donde se lo quiera mirar. Juventud desapareció del mapa futbolístico argentino luego de 20 años de trabajo, con dos ascensos históricos y con momentos que claramente quedaran guardados en el corazón del hincha y en la historia deportiva de la ciudad. El Regional Amateur 2023, un torneo interminable, asomaría como el primer objetivo que deberá trazarse la dirigencia. Claro, es la misma dirigencia que hundió este barco y que no ha demostrado por el momento tener capacidad para estar al frente de un proyecto futbolístico, no al menos en los últimos años.
Un apunte final, para marcar el presente institucional de Juventud Unida. Aquel doloroso descenso de la B Nacional, luego de haber tenido al equipo puntero seis meses antes, le dolió a toda la ciudad, que aún sin haberlo hecho de forma contundente, había respaldado al equipo. Este descenso no repercute en el ambiente deportivo de Gualeguaychú, que se fue divorciando poco a poco del Juve, por determinaciones dirigenciales que también en algún momento merecerán una explicación.