Un Río de jóvenes vivió una experiencia única
Está concluyendo la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro. Es demasiado apresurado hacer evaluaciones adecuadamente ponderadas. Entre hoy a la noche y los próximos días comenzarán el camino de regreso. Lo que estamos viviendo es maravilloso y particular.Por Mon. Jorge Lozano* Las calles de la ciudad estaban pobladas de grupos de jóvenes a casi toda hora. Cada cruzarse entre quienes portaban banderas diversas era una fiesta de intercambio, de montones de fotos, de cantos. Ese pequeño "encuentro internacional" podía durar instantes o marcar el comienzo de caminar juntos varias cuadras o kilómetros. La dificultad del idioma hacía que emergiera algún intérprete improvisado o tapado, o mover a carcajadas por las dificultades insalvables con algunos idiomas desconocidos y muy extraños a nuestros oídos. Más específicamente referido a los jóvenes de la Argentina, haber participado implicó gran esfuerzo económico. La mayoría de los peregrinos resolvieron vivir esta experiencia hace un año, y se inscribieron en noviembre o diciembre, sin saber siquiera de la renuncia de Benedicto XVI y la elección de Francisco. Juntaron dinero por medio de las más diversas actividades: rifas, ferias de platos, venta de locro o tortas fritas... Unos cuantos postergaron sus vacaciones del verano para estos días.Con todos los que converso me dicen "valió la pena el esfuerzo". Están felices con esta experiencia única que es una Jornada Mundial de la Juventud. Hace rato no veo a tantos jóvenes llorar de alegría, emocionarse de amor, sentir a Jesús que pasa y te roza la piel. Los momentos de las catequesis durante las mañanas del miércoles al viernes fueron tiempos intensos de oración y reflexión. Los actos y misas centrales reunieron a entusiastas multitudes, tanto bajo una molesta llovizna como con la brisa fresca del mar.Todo ayudó a que la Palabra de Dios calara hondo. Francisco nos acercó a Jesús, hizo de puente (eso significa Pontífice). Pero también todo estaba orientado a que la palabra de los jóvenes resonara fuerte en el corazón de la Iglesia, de los Pastores, y sin dudas, acogida en el Corazón del Buen Pastor resucitado.Más de 40.000 jóvenes peregrinaron desde nuestro país. Esto es señal de gran esperanza, pero también llamado a una grave responsabilidad: ¿Qué estamos dispuestos a hacer por los jóvenes? ¿Qué nos reclaman? ¿Qué nos ofrecen?Uno de los momentos emotivos de estos días fue el encuentro del Papa con los jóvenes que viajaron desde la Argentina. Lamentablemente el lugar asignado para esa oportunidad fue la Catedral, con lo cual cerca de 30.000 peregrinos quedaron afuera, aunque pudieron seguir pos audio el mensaje de Francisco. Les transcribo algunos pasajes de sus dichos:"Pero quiero lío en las diócesis, quiero que se salgan afuera... Quiero que la Iglesia salga a la calle, quiero que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea instalación, de lo que sea comodidad, de lo que sea clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos.""Las parroquias, los colegios, las instituciones son para salir; si no salen se convierten en una ONG, y la Iglesia no puede ser una ONG.""Miren, yo pienso que, en este momento, esta civilización mundial se pasó de rosca, se pasó de rosca, porque es tal el culto que ha hecho al dios dinero, que estamos presenciando una filosofía y una praxis de exclusión de los dos polos de la vida que son las promesas de los pueblos. Exclusión de los ancianos, por supuesto, porque uno podría pensar que podría haber una especie de eutanasia escondida; es decir, no se cuida a los ancianos; pero también está la eutanasia cultural: no se les deja hablar, no se les deja actuar. Y exclusión de los jóvenes.""La Cruz sigue siendo escándalo, pero es el único camino seguro: el de la Cruz, el de Jesús, la encarnación de Jesús. Por favor, no licuen la fe en Jesucristo. Hay licuado de naranja, hay licuado de manzana, hay licuado de banana, pero, por favor, no tomen licuado de fe. La fe es entera, no se licua. Es la fe en Jesús. Es la fe en el Hijo de Dios hecho hombre, que me amó y murió por mí.""Gracias por acercarse; gracias por rezar por mí; se lo pido de corazón, necesito, necesito de la oración de ustedes, necesito mucho. Gracias por eso..."La emoción no solamente habitó los corazones juveniles. También hemos empañado nuestros ojos sacerdotes, obispos, papás, periodistas, y el mismo Papa Francisco. Dios nos ama de verdad. * Obispo de Gualeguaychú y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social
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