Un tiempo dominado por el desasosiego económico
Bruscos aumentos de los precios, devaluación, productos que faltan, tasas de interés que suben, créditos que se cortan y muchas cosas más son los síntomas de una economía en problemas. Se trata de realidades que palpa todo el mundo. Que la suba de precios erosiona el ingreso de la población es parte de los hechos incontrastables de estos días.También entra dentro este universo de datos irrefutables la irritación o malhumor social -algo que se palpa en la calle-, consecuencia de la pérdida de poder adquisitivo.Lo que genera polémica, lo que admite más de una lectura, son sin embargo las interpretaciones alrededor de estos fenómenos. ¿Cuáles son las causas que provocan estos efectos?Se diría que en este plano hay para todos los gustos, según el lugar desde donde uno se pare. Tratándose la economía de una ciencia social, siendo una disciplina que estudia la conducta de los seres humanos en relación mutua, sus conclusiones no son del tipo "uno más uno es dos".De ahí que haya escuelas económicas diversas y cada profesional de este sector -como ocurre con la psicología o la antropología, por ejemplo- tenga su propio enfoque para explicar y predecir los hechos.Leer los informes de los economistas sobre lo que está pasando en Argentina puede desconcertar al lego que no comprenda que aun las miradas aparentemente más científicas tienen un sesgo ideológico.Aunque ninguno de ellos hoy niegue que se esté atravesando una crisis que está impactando en los bolsillos de la gente, hay divergencia sobre la naturaleza del problema. ¿A qué se debe, por ejemplo, la inflación?El gobierno y los economistas afines, afectos a la teoría conspirativa, creen que se está desarrollando un típico golpe de mercado, motorizado por agentes económicos poderosos, enemigos íntimos del elenco gobernante.El argumento -que de hecho ha sido formulado por la mayoría de los gobernantes en el pasado, cuando han tenido que enfrentar emergencia parecida- sugiere la idea de que el gobierno, como administrador del Estado, nada tiene que ver con lo que pasa, y que todo es imputable a la avaricia de los empresarios y comerciantes.Hay un lote de economistas que, sin salirse de la teoría de la conjura, postula sin embargo que detrás de la crisis está solapado un problema insoluble: la deuda externa.Este grupo dice que tanto la inflación de estos años, como la devaluación más reciente, tienen su raíz última en el endeudamiento del país. Y destacan que resulta sintomático que el ministro de Economía Axel Kicillof haya resuelto la depreciación brusca de la moneda justo después de su viaje a Europa, para acordar con el Club de Paris (que reúne a los países acreedores).Los llamados economistas profesionales -que el jefe de Gabinete Jorge Capitanich llamó "agentes encubiertos"- consideran en tanto que el país ha tropezado otra vez con la misma piedra, producto de que el gobierno gasta más de lo que recauda.Para ellos la inflación es resultado de emitir pesos a mansalva (sin respaldo) para cubrir un fenomenal déficit fiscal. Incluso Paul Krugman, un referente mundial de pensamiento keynesiano, que elogió la política heterodoxa de Néstor Kirchner, criticó hace poco "el populismo macroeconómico" del gobierno, señalando que "déficit e impresión de gran cantidad de billetes son inflacionarios".Cabría preguntarse si al hombre de la calle, que hoy está inquieto porque la plata no le alcanza, le importan realmente estos diagnósticos económicos.
ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
ACCEDÉ A ÉSTE Y A TODOS LOS CONTENIDOS EXCLUSIVOSSuscribite y empezá a disfrutar de todos los beneficios
Este contenido no está abierto a comentarios