Una marcha y el dilema: ¿dos países?
La impactante marcha del 18 de febrero (18F), que el oficialismo gobernante conceptualizó como "golpe blando", podría estar evidenciando una profunda polarización social. Se sabe que la opinión pública se mueve según los vaivenes de acontecimientos de distinto tipo, de suerte que en determinado momento puede adherir entusiastamente a una facción política, hasta que el enamoramiento, por razones diversas, se trueca en rechazo.Pero en Argentina hay quienes piensan que el advenimiento del kirchnerismo produjo una escisión en la sociedad argentina, de suerte que habría sólo dos opiniones: una oficialista y otra opositora.Si uno se atiene al discurso mediático en torno al tratamiento del 18F esta dualidad quedaría palmariamente confirmada. Los medios críticos ("opositores" según el gobierno), por ejemplo, tienden a ver en esa manifestación multitudinaria la expresión de toda la sociedad argentina.Como nadie discute el carácter marcadamente no oficialista de la movida -más allá del homenaje al fiscal muerto y el pedido de justicia- desde este lado se deduciría, entonces, que el gobierno estaría perdiendo el apoyo de la mayoría de la población.Pero si uno lee y escucha los medios cercanos al pensamiento oficial, el 18F expresa sin embargo el inconformismo de los sectores medios urbanos de la Argentina, históricamente reacios al peronismo y a las políticas de "inclusión social".El diario Página/12, identificado con el ideario kirchnerista, al dar cuenta de la manifestación, tituló sugestivamente en su portada: "Bajo el paraguas de la muerte".Y en la bajada da esta clave interpretativa del hecho: "A un mes de la muerte de Nisman, miles de personas, de una composición social similar a la de los cacerolazos, marcharon bajo la lluvia desde Congreso hacia Plaza de Mayo en la concentración convocada por un grupo de fiscales. También como en los cacerolazos, la oposición participó en segunda línea y buscó rédito en los medios".Entre los politólogos se discute la real dimensión de lo que se ha dado en llamar la "grieta" de la sociedad argentina, una situación en la cual la opinión pública estaría fuertemente polarizada.Según esta hipótesis, la sociedad está partida en dos. Se puede hablar entonces de un sistema dual de pensamiento social, cuya característica distintiva es que los partidarios de una y otra opinión, enfrentados entre sí, directamente no se hablan.La polarización llevaría no sólo a que se vean dos realidades sino a que se aspire a dos modelos sociales radicalmente distintos. Cada opinión se sobrevaloraría (despreciando la posición contraria), y a la vez se creería la verdadera y la única posible.Cabría postular que el kirchnerismo encuentra en esta dualidad no sólo un dato de la realidad sociológica -cree efectivamente que hay dos países- sino algo deseable y una estrategia para gobernar."Todo consenso se basa en actos de exclusión", postula el filósofo Ernesto Laclau, ideólogo del kirchnerismo. En el libro "La razón populista", escrito en 2005, sostiene que la confrontación es inherente a todo régimen populista.También dice que los medios de comunicación son, en esa dialéctica, agentes de dominación. "Es necesario un antagonismo regulado, la oposición real la representan los grandes medios (...) Sin confrontación ningún sistema político democrático es viable", afirma Laclau.Como sea, no está claro que esta concepción política maniquea tenga correlato sociológico real. La duda vuelve: ¿el 18F muestra efectivamente dos países?
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