Vivir el 25 de Mayo con un Presidente que no juró Patriotismo

Los hechos muestran que la Patria estuvo ausente cuando Mauricio Macri asumió la presidencia. En aquel 10 de diciembre de 2015, el flamante presidente juró "lealtad y honestidad" pero nada dijo sobre patriotismo (recordemos que el juramento tradicional enfatiza "lealtad y patriotismo").Por José María BlancoOpiniónEntonces cabe preguntarse, ¿a quién le estaba jurando esos valores el nuevo presidente? En tiempos transnacionales, uno podría imaginar que el juramento utilizado por Macri se corresponde más con la asunción del presidente de cualquier corporación, pero no con quien asume la máxima representatividad de un país, ya que seguramente, los accionistas demandan más "lealtad y honestidad" que patriotismo de aquel en quien confían la protección de sus intereses. Los casos de la constructora Odebrecht y de la cárnica JBS en Brasil, resultan paradigmáticas para demostrar esa "ética" empresarial que en nada se condice con el patriotismo o con los intereses de la patria.Y entonces, ¿dónde queda la Patria y el pueblo que la habita?, ¿qué lugar ocupan -en esa consideración- los revolucionarios de Mayo de 1810 y todos aquellos que a lo largo de la historia compartieron el sueño de ser una Patria libre?El colosal re endeudamiento externo de la actual administración (más de U$S 77.000 millones entre diciembre de 1015 y febrero de 2016) puede servir de pista para orientarnos hacia qué país vamos: la deuda en dólares tomada por el Sector Público es la que más aumentó desde que Macri es presidente de la Nación, de los U$S 101.870 millones de diciembre de 2015 se pasó a unos U$S 143.600 millones en diciembre de 2016. Esos U$S 41.730 millones "adicionales" significan una expansión del pasivo del Estado en moneda extranjera del 41 % desde la salida del "cepo" cambiario y por si fuera poco, el Ministerio de Finanzas prevé emitir "nueva" deuda por U$S 40.000 millones en todo 2017. Ni hablar de lo que ocurre "internamente"; la deuda en pesos producto de las LEBAC (Letras del Banco Central) no solo supera holgadamente el total de las Reservas Internacionales, sino también a la Base Monetaria (dinero en manos del público más las reservas bancarias), lo que convierte a este instrumento (LEBAC) en un "arma cargada y martillada" en manos de los acreedores.La simple diferencia entre la "nueva" deuda externa (U$S 77.000 millones) y el "crecimiento" en las Reservas Internacionales (U$S 21.000 millones) solo puede ser explicada como un mecanismo destinado a financiar la "fuga de capitales" hacia el exterior.La Patria "actual" no tiene capacidad de repago del presente nivel de Deuda y lo que se va a abonar solo de Intereses durante el 2017, alcanzan los $ 247.600 millones (aproximadamente el 30 % del total de las exportaciones argentinas), más que los presupuestos de Seguridad y Defensa juntos ($ 97.500 millones y $ 94.000 millones, respectivamente). Más que los de Educación ($ 131.000 millones), Ciencia y Tecnología ($ 14.000 millones) y Salud ($ 46.300 millones) y más que todo lo que gasta el Ministerio de Desarrollo Social ($ 131.200 millones).Mientras la Deuda (externa e interna) crece, el Consumo Privado (que representa el 73 % del PBI) se derrumbó el 12 % durante el 2016, la Actividad Industrial se contrajo el 4,9 % (doce meses consecutivos de caída) y la Inversión (panacea de la "lluvia de dólares" prometida) cayó 6 % respecto de 2015.En torno a las alianzas que hicieron posible éste presente, bien vale recordar algunos párrafos del Manifiesto de la Revolución del Parque (1890), fundante de la UCR, que debería promover a la reflexión más profunda. En él se decía (entre otras cosas) "...saber que los trabajadores emigran y que el comercio se arruina, porque el salario no basta para las primeras necesidades de la vida... resignarse y sufrir todo, fiando nuestra suerte y la de nuestra posteridad a lo imprevisto y a la evolución del tiempo... sería consagrar la impunidad del abuso, aceptar un despotismo ignominioso, renunciar al gobierno libre y asumir la más grave responsabilidad ante la patria, porque hasta los extranjeros podrían pedimos cuenta de nuestra conducta, desde que ellos han venido a nosotros bajo los auspicios de una Constitución que los ciudadanos hemos jurado y cuya custodia nos hemos reservado como un privilegio, que promete justicia y libertad a todos los hombres del mundo que vengan a habitar el suelo argentino." Más adelante agrega: "El ahorro de los trabajadores y los depósitos del comercio se han distribuido con mano pródiga en el círculo de los favoritos del poder que han especulado por millones y han vivido en el fausto sin revelar el propósito de cumplir jamás sus obligaciones. La deuda pública se ha triplicado, los títulos a papel se han convenido, sin necesidad, en títulos a oro, aumentando inconsiderablemente las obligaciones del país con el extranjero... se vendieron los ferrocarriles de la Nación para disminuir la deuda pública, y realizada la venta se ha despilfarrado el precio; se enajenaron las obras de salubridad, y en medio de las sombras que rodean ese escándalo sin nombre, el pueblo únicamente ve que ha sido atado, por medio siglo, al yugo de una compañía extranjera, que le va a vender la salud a precio de oro...cuando comienza la miseria se encarece la vida con los impuestos a oro; y después de haber provocado la crisis más intensa de que haya recuerdo en nuestra historia, ha estado a punto de entregar fragmentos de la soberanía para obtener un nuevo empréstito, que también se habría dilapidado, como se ha dilapidado todo el caudal del Estado...Conocemos y medimos la responsabilidad que asumimos ante el pueblo de la Nación; hemos pensado en los sacrificios que demanda un movimiento en el que se compromete la tranquilidad pública y la vida misma de muchos de nuestros conciudadanos; pero el consejo de patriotas ilustres, de los grandes varones, de los hombres de bien, de todas las clases sociales, de todos los partidos, el voto íntimo de todas las provincias oprimidas, y hasta el sentimiento de los residentes extranjeros, nos empuja a la acción y sabemos que la opinión pública bendice y aclama nuestro esfuerzo, sean cuales fueren los sacrificios que demande." Firmaban Leandro N. Além y Aristóbulo Del Valle, entre otros.Entonces (y volviendo al principio) ¿dónde queda la Patria y el pueblo que la habita?, ¿qué lugar ocupan -en esa consideración- los revolucionarios de Mayo de 1810 y todos aquellos que a lo largo de la historia compartieron el sueño de ser una Patria libre?.
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