LA POLÍTICA, CADA VEZ MÁS COMPLEJA
Alberto y Cristina se aferran a dos aliados: Macri y Milei

Como esas parejas que no se resignan al final, porque saben que lo que viene podría ser peor, Alberto y Cristina siguen su propio baile. El, tratando de hacer una de las cosas que mejor sabe que es dejar contentos a todos o, al menos, decirles lo que quieren escuchar. Ella, ordenándole a la tropa bajar los decibeles, porque ya está claro lo que piensa. Y su silencio que vale lo que pesa.
Por Jorge Barroetaveña
El Presidente está lanzado en la carrera desenfrenada por instalar su relato. La economía crece y crece pero los medios lo ocultan. Como hicieron con la pandemia. Ahora tratan de enterrar todos los indicios de recuperación económica. Por arriba la economía fluye, pero por abajo los precios vuelan. Sosteniendo en modo testimonial a Guzmán, el Presidente va y viene. Sabe que a la Vicepresidenta lo que más le interesa es la justicia y licuar el poder de la actual Corte Suprema. Para eso consiguió el apoyo de la mayoría de los gobernadores para llevar a 25 (sí, leyó bien) la cantidad de miembros del máximo tribunal de justicia del país. Claro que el debate de la Corte no le interesa a nadie que camine por las calles de la Argentina. Sólo desvela a los altos despachos ver cómo pueden influir en los fallos judiciales y direccionarlos de acuerdo a sus conveniencias.
Es la pintura habitual de nuestra dirigencia, más interesada en cambiarse la vida a ella misma que a la gente. Total, los recursos abundan para pagarle a 20 jueces más de la Corte con todo su grupo de colaboradores. Jubilaciones mínimas por supuesto, es el equivalente de lo que van a cobrar. ¿Buena broma no? Mientras tanto en la Provincia de Buenos Aires hay 300.000 chicos sin clases por falta de calefacción en las escuelas. Es la realidad paralela que la dirigencia prefiere ignora para centrarse en sus propias necesidades.
Igualmente, el virus de la liviandad no es sólo patrimonio del oficialismo. En la oposición la muestra es la inflación de candidatos que hay para las próximas elecciones, que no se sabe bien cuándo serán, encima. En la vapuleada Buenos Aires, sólo del PRO, se anotan Diego Santilli, Cristian Ritondo, Garro, intendente de La Plata, Javier Iguacel, ex Vialidad Nacional en tiempos de Macri, Néstor Grindetti de Lanús. Sin contar los radicales que se van a sumar a esa grilla. ¿No es demasiado? ¿No están sus egos por encima de las expectativas sociales y los reclamos sobre moderación a la clase política? En la cúpula siguen los chispazos. Larreta se ha convertido en un blanco móvil para todos. Le pegan los de Cambiemos y los del oficialismo. Lo intuyen el rival a vencer. Si hasta el ex gobernador salteño Urtubey se sumó, tomando el argumento kirchnerista que CABA es “Europa” y el resto del país son “Africa Central”. Extraño para quien dijo que el Frente de Todos está terminado pero participó de una reunión en Mendoza con Wado de Pedro y Anabel Fernández Sagasti, alfiles de Cristina.
En esa mescolanza, el eterno Schiaretti desde Córdoba intenta formar algo que sea peronista no kirchnerista. Ya lo intentó otras veces y fracasó, al menos en el armado nacional. El doble juego de Alberto con Cristina y los gobernadores le quita espacio, aunque empieza a primar la sensación que, si el peronismo va dividido el año que viene y no catalizan las peleas en una PASO, la cochería se va a llenar de heridos y magullados.
Massa, desde Diputados, también busca hacerse fuerte. Tiene un capital valioso: es el único que habla con las dos partes de la grieta oficialista. Distribuye entonces las presiones como si fuera un cinco en mitad de cancha. La semana pasada lo presionó públicamente a Guzmán por el Impuesto a las Ganancias, exponiendo al propio Presidente. Al final, ambos le dieron la razón porque se anunció la modificación y él salió ganando. Desde hace tiempo coquetea con Cristina y Máximo, quizás con la aspiración secreta que lo elijan el año que viene y poder concretar su sueño de ser presidente. Aunque también es cierto que más allá de los límites del Congreso, su imagen también está muy golpeada por la crisis. Alberto, Cristina y él mismo, registran niveles de rechazo insólitamente altos. Tarea titánica le espera en esa reconstrucción, para concretar sus aspiraciones.
En secreto, pergeñan, munición gruesa a dos bandas para debilitar a la oposición. El caballito del “ahh pero Macri” sigue plenamente vigente y lo demostró el Presidente cuando habló de los ‘ladrones de guante blanco’ en evidente referencia al líder del PRO. La otra punta de lanza tiene nombre y apellido: Javier Milei. En el albertismo-kirchnerismo están convencidos que el hombre de abultado cabello, no hace más que quitarle votos a Cambiemos. Y lo van a fogonear de todas las maneras posibles. ¿Un arma de doble filo? Tal vez, pero antes que el barco se hunda, cualquier cosa flotando en el agua puede ser la salvación.