UNA PREOCUPACIÓN QUE NO PIERDE VIGENCIA
Alfabetización Financiera: el futuro de la educación que ya tuvo un antecedente en la ciudad
Hace dos años, estudiantes de la Escuela N° 24 impulsaron en el Concejo Deliberante Estudiantil de Gualeguaychú un proyecto para dictar talleres de educación financiera que terminó convertido en ordenanza. Hoy, la iniciativa cobra otra dimensión con el lanzamiento del Plan Nacional de Alfabetización Financiera, presentado en la última asamblea del Consejo Federal de Educación. La propuesta busca incorporar contenidos en todas las jurisdicciones y formar a docentes en herramientas didácticas para promover hábitos de ahorro, inversión y organización de recursos desde las aulas.
En septiembre de 2023, Gualeguaychú dio un primer paso en un tema que hoy vuelve a ocupar la agenda educativa a nivel nacional: la educación financiera. En aquel momento, la iniciativa surgió cuando un grupo de alumnos y alumnas de la Escuela N°24 “Juan José Nágera”, a través del Concejo Deliberante Estudiantil, presentó un proyecto que más tarde se convirtió en la Ordenanza Nº 12814, creando un programa municipal para fomentar capacitaciones abiertas a la comunidad.
La profesora Carla Doello, quien acompañó a los estudiantes en esa experiencia, recordó con entusiasmo lo que significó para sus alumnos: “Uno de los chicos propuso la idea de presentar un proyecto de ordenanza de educación financiera porque era un tema que a él le gustaba investigar”.
“Nos dimos cuenta de que muy pocos adolescentes y adultos sabían sobre esto: la mayoría, cuando recibe dinero, solo piensa en qué gastarlo y no en cómo hacerlo o en qué formas de inversión y ahorro podían aplicarse”, contó la docente, que enseguida tomó la idea de los chicos e investigó sobre las oportunidades similares en la ciudad: “Vimos que algunos bancos ofrecían capacitaciones virtuales, pero nada sencillo, concreto y al alcance de todos”.
En una de sus partes, la ordenanza explica: “una buena cultura financiera genera consciencia sobre la funcionalidad y el aprovechamiento del dinero en la vida diaria, promueve la inclusión financiera, reduce los impactos de las crisis, permite planificar estratégicamente el uso de los recursos personales o familiares y empodera para ejercer plenamente derechos y responsabilidades como consumidores financieros”.
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La docente también destacó que la idea original surgió de Elías, un alumno de cuarto año de la Escuela N°24, que luego dejó de cursar, pero cuya inquietud marcó un antes y un después en el proyecto. “Él sostenía que todos los adolescentes deberían aprender educación financiera, porque veía que la mayoría de las personas vivían el presente sin pensar en el futuro ni en las posibilidades de proyectar”, relató Doello. Para Elías, incluso con ingresos modestos como una beca Progresar, era posible organizar el dinero de manera más eficiente, cubrir parte de los gastos escolares y a la vez generar un pequeño ahorro mediante aplicaciones como Mercado Pago o Naranja X. “Lo que proponía era usar estrategias simples, al alcance de cualquiera, que permitieran hacer rendir el dinero y pensar más allá de la urgencia del día a día”, agregó la profesora.
La experiencia incluyó además entrevistas a familiares, donde los estudiantes comprobaron que muchos adultos desconocían herramientas básicas como los plazos fijos, las ventajas del ahorro en moneda extranjera o las oportunidades que ofrecen las billeteras digitales. Ese contraste reforzó la convicción de que la educación financiera debía abrirse a toda la comunidad. “Ahí entendimos que un simple taller podía servir para transmitir conocimientos que muchas personas no tienen y que resultan fundamentales para manejarse mejor en la vida cotidiana”, explicó Doello.
Si bien el proyecto se originó en el ámbito escolar, su diseño estuvo pensado para no sólo quedarse en las aulas. Según contó la docente, el propio Concejo Deliberante Estudiantil les sugirió darle forma como ordenanza municipal, ya que el contenido curricular depende del Consejo General de Educación de la provincia. “Por eso lo presentamos como talleres abiertos a toda la ciudad, para adolescentes, adultos o cualquier persona interesada. Lamentablemente, hasta ahora no tuvimos noticias de que se haya implementado en forma concreta”, indicó.
Para la profesora, la educación financiera sigue siendo un desafío tanto para estudiantes como para docentes. “Yo misma tuve que aprender junto con ellos, porque hay muchos contenidos que no conocía. Pero lo interesante es que la propuesta nunca fue limitarse al ámbito escolar: la idea siempre fue que la Municipalidad generara espacios de formación abiertos y accesibles para toda la ciudadanía”, concluyó.
Casi dos años después, en agosto de 2025, durante la 144ª Asamblea del Consejo Federal de Educación, se presentó el Plan Nacional de Alfabetización Financiera, que prevé incorporar estos contenidos de manera transversal en todas las jurisdicciones. Junto a ello, también se anunció el Programa Nacional de Habilidades Socioemocionales. Ambos planes forman parte de una “Renovación curricular educativa” promovida por el Ministerio de Capital Humano a través de la Secretaría de Educación.
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En este marco, algunos docentes y directivos de la ciudad recibieron la invitación para participar de dos capacitaciones virtuales que comenzarán en septiembre, a través de la Plataforma Instituto Nacional de Formación Docente. Ellas son:
● “Educación Financiera en Clave Didáctica”, centrada en propuestas pedagógicas para integrar la temática en distintas áreas, trabajando aspectos financieros, éticos, emocionales y ciudadanos.
● “Educación Financiera: Conceptos Clave y Estrategias Transversales Aplicadas”, orientada a brindar nociones fundamentales y acompañar a los docentes en la organización de contenidos y estrategias de enseñanza.
Ambas propuestas estarán a cargo de las docentes referentes Fabiana Scala y Julia Tonon, serán autoasistidas y certificarán el cursado.
Otro antecedente histórico: la Caja Nacional de Ahorro y Seguro
La preocupación por fomentar la cultura del ahorro en la Argentina no es nueva. Uno de los antecedentes más significativos se remonta a 1915, cuando bajo la presidencia de Victorino de la Plaza se creó la Caja Nacional de Ahorro Postal. Su objetivo era sencillo pero innovador para la época: inculcar hábitos de ahorro desde la niñez. Para ello, se diseñó un sistema accesible mediante el cual los chicos y chicas podían comprar estampillas e ir pegándolas en una libreta especial; una vez completa, la libreta se canjeaba por el importe equivalente, que quedaba registrado como depósito. El mecanismo combinaba pedagogía, incentivo y accesibilidad, y logró una gran aceptación social durante varias décadas.
Con el tiempo, la institución amplió sus funciones. Durante el primer gobierno peronista, en 1946, la Caja incorporó también la administración de seguros, asumiendo un rol más amplio en la vida económica de los ciudadanos y consolidando su carácter social. En 1973 adoptó formalmente el nombre de Caja Nacional de Ahorro y Seguro, denominación con la que se mantuvo en el imaginario colectivo durante años.
En 1994, en el marco del proceso de privatizaciones impulsado por el gobierno de Carlos Menem, la Caja fue transferida al sector privado y pasó a convertirse en Caja de Ahorro y Seguro S.A.
Ese antecedente histórico dialoga con las iniciativas actuales, tanto locales como nacionales, que procuran formar ciudadanos con mayores herramientas para administrar sus recursos y proyectar un futuro económico más sustentable.