EDITORIAL
El país es otro tras las elecciones primarias
La abrumadora victoria del Frente de Todos (peronismo) en las elecciones primarias no sólo garantiza una vuelta de esta fuerza política al poder en Argentina, sino que produce un escenario económico preocupante.
Lo que ocurrió el domingo en las PASO fue una debacle electoral del oficialismo, que virtualmente queda herido para lo que le resta de gestión, que en teoría finaliza el 9 de diciembre. La fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner se alzó con el 47% de los votos, sacándole una diferencia de 15 puntos a la dupla Mauricio Macri-Miguel Pichetto, que obtuvo el 32% de los sufragios. La derrota fue más dura si se piensa que en la provincia de Buenos Aires, el candidato kirchnerista Axel Kicillof, rozó el 50% de los votos frente a la gobernadora oficialista María Eugenia Vidal, que se quedó con el 32%. El Frente de Todos se impuso a lo largo y ancho del país, excepto en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y en la provincia de Córdoba, que volvieron a mostrar su apoyo al macrismo de Juntos por el Cambio. Los observadores sostienen que detrás de la derrota oficialista está la recesión que sufre el país desde hace un año, producto del ajuste macroeconómico que debió hacer el gobierno. Los principales damnificados de ese ajuste son los sectores medios bajos y bajos de la Argentina, devenidos en el sujeto histórico de estas elecciones, ya que habría sido esta franja de la población la que en su mayoría expresó su rechazo a la actual política económica. Aunque matemáticamente sería posible una victoria del oficialismo en las elecciones generales del 27 de octubre, los analistas coinciden en que sólo un milagro podría hacerla posible. En realidad el resultado electoral del domingo literalmente ha vaciado de poder al oficialismo, que enfrenta cinco meses de gestión que se presumen muy duros, a partir sobre todo de la inestabilidad económica que ya se desató. Lo ideal sería que los actores en juego, oficialismo y oposición, logren un acuerdo de “gobernabilidad” para garantizar una transición ordenada y tranquila del poder político. Al respecto el tema que inquieta es la reacción negativa de los mercados, que hasta acá se habían mostrado a favor de la estrategia oficial y de hecho se presentaban optimistas respecto a una reelección de Macri. Ya subió el precio del dólar, se desplomaron las cotizaciones de los bonos soberanos y de las acciones de empresas argentinas que cotizan afuera. ¿Qué pasará con los inversores extranjeros y los ahorristas en los próximos días? Los que tienen plazos fijos en pesos, ¿pasarán masivamente a dólares? Desde el exterior, fondos de inversión vienen señalando que un cambio en el rumbo económico podría ser dramático para la Argentina, ya que la hiperinflación estaría a la vuelta de la esquina, con la destrucción de los ingresos y el patrimonio de los argentinos que eso implica. ¿Les conviene a los ganadores del domingo un escenario de grave deterioro económico y social, como el que algunos pronostican? Hace poco el economista Guillermo Calvo expresó que la Argentina todavía tiene que seguir haciendo ajuste. Al respecto, consideró que un triunfo del Frente de Todos podía ser lo mejor para el país. ¿Y esto por qué? Porque la fórmula Fernández-Fernández va a poder “aplicar el ajuste con apoyo popular, culpando al gobernante previo (Macri)”, razonó.
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