POR LUIS CASTILLO
La OMS, la pandemia y San Martín
Un mundo más equilibrado, sostenible e inclusivo es imprescindible, necesario y perentorio. Ahora bien, ¿es posible?
Por Luis Castillo* El 25 de septiembre de 2015, los líderes mundiales plasmaron un conjunto de objetivos globales a fin de erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos; esas metas debían alcanzarse en los próximos 15 años, es decir en 2030. Se fijaron entonces 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) en lo que se llamó la Agenda 2030. Quedan 9 años para cumplirlos. La pandemia de COVID-19 el año pasado no solamente significó —hasta enero de 2021— más de dos millones de muertes a nivel mundial sino que la afectación de la economía sobre la base de las decisiones que los diferentes gobiernos tomaron para protegerse causó y causará efectos devastadores. Por lo pronto, que el mundo se detuviera —casi literalmente— provocó la recesión más profunda en más de un siglo y por primera vez en 30 años la pobreza sumó más de 88 millones de personas en un mundo ya de por sí desigual y asimétrico. Evitar que la caída continúe y el proceso de recuperación sea eficiente es un desafío que cada país y región debe afrontar de acuerdo con sus condiciones previas y el agravamiento producido por la pandemia. En nuestro país, las prioridades de desarrollo son, básicamente, la reconstrucción productiva, la generación de empleo, la mejora en la educación, la transición energética y la igualdad de oportunidades. Ahora bien, ¿es posible lograr las metas anheladas para el 2030 que, aunque parezca mentira, se encuentra a la vuelta de la esquina? ¿Cómo estamos, a nivel global, hoy? Recordemos algunos de los objetivos de desarrollo sostenibles planeados. Objetivo 1: Fin de la pobreza. Según datos de la OMS, en 2015 había unas 700 millones de personas en situación de extrema pobreza. Se estima que, de no tomar medidas concretas y eficaces, las consecuencias económicas de la pandemia podrían incrementar la pobreza en todo el mundo hasta llegar a afectar a 500 millones de personas más. Objetivo 2: Hambre cero. Fue precisamente en 2015 que comenzó a aumentar el número de personas que padecen hambre y es probable que continúe en ascenso como consecuencia de la pandemia. El mundo, sin dudas, no está bien encaminado para alcanzar el objetivo de hambre cero para el 2030. Y no solo eso sino que se estima que para este año el número de personas afectadas por el hambre superará los 840 millones. ¿Hace falta recordar que detrás de cada uno de esos números hay niños, niñas, bebés y ancianos? Objetivo 3: Salud y bienestar. En muchos países, incluido el nuestro, veníamos observando avances en la salud reflejados en el incremento de la esperanza de vida, la reducción de algunas de las causas de muerte comunes asociadas con la mortalidad infantil y materna pero, sin embargo, la pandemia nos mostró que los sistemas sanitarios distaban mucho de estar en óptimas condiciones; tuvo que ponerse en marcha en forma inmediata un impresionante plan de reestructuración para que no hubiera un colapso sanitario como los que observábamos en muchos países desarrollados en donde la inequidad mostraba su rostro más perverso. Objetivo 4: Educación de calidad. La educación permite la movilidad socioeconómica ascendente y es clave para salir de la pobreza, eso es indiscutible. En 2020, cerca de 1600 millones de niños, niñas y jóvenes estuvieron fuera de la escuela, así como alrededor de 369 millones que dependen de los comedores escolares tuvieron que buscar otras fuentes de alimentación diaria. Nunca antes habían estado tantos niños y niñas fuera de la escuela al mismo tiempo, lo que alteró el aprendizaje, particularmente de los más vulnerables y marginados. ¿Cómo recuperar el tiempo perdido? ¿Cómo alcanzar a quienes no tuvieron que detenerse durante la pandemia ya que pudieron acceder de un modo virtual al conocimiento mientras otros tantos no lo hicieron? Objetivo 5: Igualdad de género. Algunos avances logrados en este sentido durante las últimas décadas se vieron vulnerados durante la pandemia, desde la salud y la economía hasta la seguridad. El trabajo de cuidados no remunerados de las mujeres aumentó significativamente como consecuencia del cierre de las escuelas y la necesidad de cuidado de los ancianos. Cerca del 60 % de las mujeres trabaja en la economía informal, lo que las expone aún más a caer en la pobreza. Por otra parte, se observó y observa un preocupante incremento de la violencia contra las mujeres y las niñas. El femicidio se ha incrementado a cifras obscenas y pareciera que solamente las víctimas y sus familias se dan cuenta de ello. Objetivo 10: Reducción de las desigualdades. A pesar de la existencia de algunos indicios positivos hacia la reducción de la desigualdad en algunas dimensiones, la pandemia ha sacado a la luz e intensificado las desigualdades existentes al afectar en mayor medida a las personas más pobres y las comunidades más vulnerables; ha aumentado el desempleo mundial y, producto de la crisis, recortado drásticamente los ingresos de los trabajadores. Lo que se ha observado, asimismo, es el incremento del discurso de odio dirigido hacia grupos vulnerables. El racismo, el clasismo y la xenofobia se manifiestan impúdicamente y hasta no exentos de un morboso orgullo. Son 17 los ODS, decíamos, pero creo que, con estos pocos analizados brevemente, tenemos un panorama bastante claro de la situación. Qué difícil resulta no bajar los brazos y seguir luchando por un mundo distinto y mejor; sin embargo, en momentos de profunda desazón como estos, pensaba en nuestro héroe más grande y su frase en respuesta a Pueyrredón cuando este le escribe diciendo que el cruce de los Andes "es imposible". “Lo que quiero hacer es imposible —contestó San Martín—, pero imprescindible”. *Escritor, médico y Concejal por Gualeguaychú Entre Todos.
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